lunes, 16 de abril de 2012

Cosas de Lunes

Fernando Camacho// Opinión y Crítica

Recién abierto el cajón de las esencias donde acostumbraba a guardar el esperpento desperté de mi insomnio para reaparecer en la vida y vi al rey cazando elefantes. Toma ya. “Despertares, se llamará la obra”, pensé intrigado.

Hay pocos lugares en el mundo en los cuales el rey no haya cazado. Seguro que a estas horas de la tarde, que se me está haciendo inmensa sin la morfina futbolística que nos ponen para aliviarnos la realidad, está con Sofía, en uno de los salones de la Zarzuela con un gigantesco mapa del mundo donde tacha los sitios donde ha cazado. “Botsuana: Tachado. Ya sólo me queda Narnia, Rivendel y Hogwarts... Sofía, ¿Tenemos algo que hacer el viernes?” “Ni el viernes ni los últimos 31 años, JuanCar. Desde lo del señor con bigote... Estás como muy parado.””Tienes razón, Sofía.”

Yo, por mi parte, estoy escuchando a Chopin. Y está anocheciendo. Y qué sueño.

Seguro que a estas alturas del anochecer hay millones y millones de putas intercambiándose ideas de bursatilidad y haciendo cábalas sobre cómo influirá la subida de la prima de riesgo respecto a la flexibilidad de los mercados, incluido al de su entrepierna, donde flexibilidad de mercado es otra cosa distinta. Teniendo en cuenta que los presupuestos del Estado no afectaron al presupuesto de la Iglesia, al menos esa parte de la clientela no la perderán por falta de dinero.

Se acaba la pieza de Chopin, pero youtube gentilmente me ofrece otra, en las recomendaciones aparece Pitbull. Qué crisis. Después del susto, “Tristesse”.

Y justo me doy cuenta de que soy un gafapasta estudiante de derecho y políticas.

Qué crisis.

Seguro que ahora mismo habrá un profesor de música pidiendo un whisky. O güisqui. Qué mas da. “Yo iba para figura de la orquesta del conservatorio... Y aposté por la educación pública.” Y el camarero, que la historia le suena a desdicha de lunes a las 20:31, cuando está anocheciendo, sin saberlo, le da la razón a Chopin y piensa en el chico que despidió la semana pasada. Sonríe amargamente y le dice al trapo “espero que no traigan más jamón... Estoy harto de jamón.

Qué mal quedo si me hago un té rojo marca carrefour y encima lo pongo en el artículo. Valiente gafapasta que compra en carrefour.

El cielo ya es malva.

En el otro 80% del mundo, hay millones y millones de personas sin dientes exportando a precio de fábrica risas y risas que nos despiertan de este insomnio, diciendo entre carcajadas “yo no gano para comer, además, no podría porque no tengo dientes, ¡y tú estás en crisis porque no puedes ir al dentista! JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA”

Seguramente allí amanece. No sé. Como el resto de mi civilización, nunca me he fijado.

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